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Hará una semana nos enterábamos de que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, pretende introducir la Ley del Emprendedor dentro de la asignatura de Filosofía de 1º de Bachillerato. Según parece el plan de la asignatura contará con un tema dedicado exclusivamente a “la función de la Filosofía en el mundo empresarial y organizativo”, y los alumnos deberán estudiar “el modo metafísico de preguntar radical y mayéutico para diseñar una idea empresarial”. Nada es definitivo todavía, pero no por ello hay que dejar pasar por alto este hecho. Los filósofos y profesores ya se han manifestado en contra.

 

Como alguien que estudió Economía de la Empresa en bachillerato, puedo certificar que ésta es una asignatura opcional y que depende de la modalidad de bachiller que escoja el alumno. Sin embargo, Filosofía fue y es una asignatura obligada, independientemente de si uno estudia en Ciencias o en Letras. En Selectividad también había una pregunta común y general para todos sobre Filosofía.

 

No puedo evitar preguntarme entonces: ¿pretende el ministro José Ignacio Wert imponer a todo alumno la asignatura de Economía, le interese o no? Personalmente creo que se trata de una asignatura útil, sobre todo para los tiempos que corren, pero no por ello justifica esta imposición. Los estudiantes deberían poder elegir lo que quieran estudiar, ya que al fin y al cabo se trata de su futuro, y éste no les puede venir impuesto o contra su voluntad. Además, el estudio de la Economía y la Filosofía difiere de raíz por su propio campo de análisis: el primero analiza de manera objetiva el sistema de intercambio de bienes y las relaciones de propiedad dentro de una sociedad; el segundo estudia las corrientes del pensamiento y la lógica de las mismas. Bien es cierto que existen corrientes filosófico-económicas, pero éstas precisamente han servido para poner en cuestión mediante un análisis crítico, y no justificar, los sistemas económicos imperantes. Un ministro de Educación debería conocer esta diferencia y pretender juntar asignaturas tan dispares parece de todo menos lógico.

 

 

¿La filosofía del emprendedor?

 

Jacobo Yáshyn Ramón

 

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