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Emprendimiento con estilo

 

Eduardo Naudín

Álvaro y Clemente Cebrián, cofundadores de El Ganso

En apenas 3 años han conseguido nueve premios por su labor emprendedora. El pasado mes de noviembre fueron galardonados como mejor Pyme del año 2013 por la revista Emprendedores. Sus tiendas se encuentran repartidas por todo el país y ya cuentan con 10 fuera de nuestras fronteras, entre las que destaca la de Carnaby Street, en Londres. Hace dos semanas, el 23 de diciembre, abrieron su segundo punto de venta en latino-américa, concretamente en México D.F. Hablamos de El Ganso, un fenómeno empresarial que se ha empezado a estudiar como referente en algunas escuelas de negocio.

 

La historia reciente de esta empresa madrileña destaca por sus éxitos, pero como reconoce en el propio Clemente Cebrián, uno de los dos hermanos cofundadores,  “los inicios no fueron fáciles”.

 

Los origines de la andadura emprendedora de estos dos jóvenes madrileños se hayan en Londres. Los hermanos Cebrián iban y venían de la capital inglesa al tiempo que estudiaban ADE en el Colegio Universitario de Estudios Financieros de Madrid. Fue durante aquellos viajes donde se percataron de que en España “había un nicho de mercado desatendido”, ya que no existía ese tipo de ropa o si existía se vendía a un precio poco asequible.

 

El concepto era sencillo y concreto: “Fabricar la ropa que llevábamos años buscando a un precio razonable”. Así en 2004, tras dejar sus trabajos y vender sus respectivos vehículos, Clemente y Álvaro Cebrián se lanzaron a fabricar sus propios productos para la venta a terceros:

 

“Al principio fallas en muchas cosas. Unos tíos de una fábrica de Francia nos hicieron unas camisas de cuadros que perdían los cuadros al lavarlas, otros unos pantalones que se decoloraban,… Pero equivocarse es bueno porque aprendes de los errores”, comenta Cebrián.

 

Pero aquel no fue el único fallo, ya que al presentar su colección de otoño-invierno en la Bread and Butter, una conocida feria berlinesa de moda veraniega, no tardaron en percatarse de que allí lo que se vendía era ropa de verano. Por suerte, un distribuidor escandinavo quedó prendado de la personalidad que destilaban aquellos desenfados atuendos españoles de corte británico y les compró el producto.

 

Ya en 2006, abrieron su primera tienda en España, concretamente en la calle Fuencarral de Madrid, donde consiguieron el 85% de sus beneficios gracias a sus zapatillas. Pronto se convirtieron en su principal imagen de marca, su buque insignia. Se trataba de un modelo inspirado en las deportivas que utilizó el Ejército checoslovaco durante la II Guerra Mundial.  A partir de entonces, la marca madrileña no ha dejado de crecer en medio de un entorno hostil, como es la industria textil en España. Su crecimiento tan solo es comparable al de la todopoderosa Inditex.

 

Este año 2013, a falta todavía de que se hagan públicas sus cifras de ventas, se prevé un incremento de éstas en torno al 65% en apenas dos años, lo que se traduce en un total de 26 millones al año, frente a los 21,4 de 2012.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El padre de los fundadores, que todavía no sobrepasan los 40 años, es el consejero de la empresa, la madre se encarga del área de atención al cliente; y la figura de su tío, que se encuentra fotografiado en todas sus tiendas, es el alma de El Ganso. El periplo de esta empresa familiar comenzó en 2004 con la venta de los autómoviles de ambos socios fundadores, de los cuales sacaron 10.000 euros que, sumados a otros 20.000 de un crédito concedido por Avalmadrid, hacían un total de 30.000 euros. Hoy, El Ganso factura entorno a los 26 millones al año y representa como nadie en nuestro país el arquetipo del buen amprendedor.

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